La estrategia Biodiversity Equities invierte en empresas que utilizan de forma responsable los recursos de la naturaleza para producir bienes y servicios vitales, así como en aquellas que permiten reducir la pérdida de biodiversidad y restaurar la naturaleza en general. Ofrece una ventaja competitiva que radica en el endurecimiento de los regímenes regulatorios, la preferencia de los consumidores por los productos sostenibles y los incentivos financieros de los Gobiernos.

En concreto, la estrategia se centra en las empresas que producen de forma sostenible productos agrícolas y acuícolas (alimentarios y no alimentarios), así como en sus proveedores. Algunos ejemplos son las pesquerías y las piscifactorías, además de las empresas forestales que producen madera, biomasa y resinas certificadas para uso industrial. En cuanto al sector secundario, las inversiones incluyen empresas de bienes de consumo que se abastecen de forma responsable de materias primas e insumos para producir soja, papel y aceite de palma que no contribuyen a la deforestación.

La estrategia también invierte en empresas implicadas en la depuración y el tratamiento de aguas, así como en la gestión y el reciclaje de aguas residuales. También se centran en servicios medioambientales que ayudan a limpiar contaminantes peligrosos (como las PFAS) y a recuperar y restaurar tierras y cuencas hidrográficas.

Biodiversity Equities invierte capital financiero para facilitar la obtención de rentabilidad del capital natural de forma sostenible.