No es una tarea fácil. La escasez de datos es una limitación real, mientras los investigadores tienen que moverse entre conceptos muy complejos para crear unas herramientas sencillas y funcionales que se puedan aplicar en los procesos de inversión.
Entender cómo contribuye cada inversión a un futuro más sostenible
Lucian Peppelenbos, estratega sobre el clima y la biodiversidad en Robeco, tiene grandes objetivos para los proyectos de investigación presentes y futuros. «Aspiramos a entender cómo contribuye cada empresa de nuestras carteras a la transición hacia una economía de cero emisiones netas, a una economía circular y a una sociedad donde se respeten los derechos humanos en su sentido más amplio».
En la práctica, esto requiere el desarrollo del liderazgo de opinión y de unos parámetros que permitan cuantificar estas interacciones. Combinando las destrezas de los estrategas sobre los ODS, el clima y la biodiversidad, los investigadores en inversión sostenible, el equipo de Titularidad Activa, científicos de datos y analistas fundamentales, Robeco ha dado grandes pasos en la profundización de sus conocimientos relacionados con la inversión en ODS y la inversión vinculada al clima. Fue una de las primeras empresas gestoras de activos en desarrollar formalmente un marco de inversión propio orientado a los ODS y lleva ya tres años trabajando en su metodología Sector Decarbonization Pathway (SDP), orientada a crear unas hojas de ruta para la descarbonización por sectores.
Pero incorporar elementos predictivos a estas metodologías (por ejemplo, con unas herramientas que evalúen la medida en que las empresas se ajustan a objetivos globales sobre el clima) es todo un reto.
«Hoy en día, todos hacemos evaluaciones de la huella de carbono. Se ha convertido en una práctica estándar. La parte difícil es el componente prospectivo. ¿En qué medida están preparadas las empresas para la transición al cero neto? ¿Hasta qué punto son creíbles sus planes de reducir las emisiones y contribuir a soluciones para el clima? Esto es lo que recogemos en nuestro estudio».
Desarrollar un cuadro de mando sobre biodiversidad
El próximo tema del programa de investigación en inversión sostenible de Robeco es la inclusión de consideraciones sobre biodiversidad en los procesos de inversión. La pérdida de biodiversidad y hábitats naturales representa un riesgo sistémico y, por tanto, es muy relevante para los inversores.
A este efecto, Robeco está desarrollando un marco de inversión en biodiversidad que permitirá vincular las empresas a sus contribuciones a la biodiversidad en todas sus inversiones. El objetivo final es poder medir y orientar las inversiones en función de su contribución a la protección de la biodiversidad y la naturaleza.
Como ocurre con el estudio sobre la descarbonización, se trata de un tema complejo, en parte porque apenas se miden las implicaciones financieras de la pérdida de biodiversidad. Además, para obtener resultados significativos para las carteras, es esencial disponer de datos localizados precisos.
«La biodiversidad tiene muchísimos componentes distintos y no podemos basarnos en un simple parámetro, como podrían ser las emisiones de carbono. Lo que tratamos de entender con nuestro estudio es cómo contribuyen o cómo mitigan las empresas los factores que provocan la pérdida de biodiversidad», explica Peppelenbos.
Algunos de estos factores son los cambios en el uso del territorio, la explotación de los recursos naturales, la contaminación y las especies invasivas. El objetivo que se persigue con estas herramientas es generar una puntuación en biodiversidad, que indique la contribución positiva o negativa de cada empresa a los factores de pérdida de biodiversidad.
«Para entender de manera realista el impacto de una empresa sobre la biodiversidad, necesitamos datos de localización que, por supuesto, son muy específicos. ¿Qué relación hay entre las actividades de una empresa o su cadena de suministro y sucesos como la deforestación o la evolución de una cuenca hidrográfica?».
En su opinión, se tardará muchos años en implementar nuevos estándares sobre divulgación de información y desarrollar las bases de datos necesarias.
«No tenemos tanto tiempo. Así que estamos afrontando el reto desarrollando indicadores clave del desempeño relacionados con los resultados que representarán el impacto sobre la biodiversidad. Por eso hablamos de la contribución de las empresas a detener o invertir la pérdida de biodiversidad, en lugar de intentar medir directamente el impacto de una empresa sobre la biodiversidad. Y, por supuesto, a medida que dispongamos de datos, podremos enriquecer nuestros modelos y ajustar las mediciones».
Una vez que el trabajo de cuantificar el impacto de las inversiones en la biodiversidad esté bien encaminado, la atención pasará a centrarse en la creación de herramientas para medir la contribución de las empresas a los derechos humanos.
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Doble apuesta por la doble materialidad
Peppelenbos afirma que se han extraído varias lecciones de la profunda reflexión sobre la inversión con la lente puesta en los ODS, el clima y la biodiversidad. Una de las principales lecciones se refiere al concepto de la doble materialidad: entender el impacto de una empresa sobre factores de sostenibilidad como el medio ambiente o los derechos humanos, así como la medida en que una empresa está expuesta a riesgos derivados de estos factores. «Cuando se elabora un análisis, hay que considerar estos dos aspectos del impacto y el riesgo por separado, aunque están muy relacionados. Cualquier parámetro que mida el impacto también tiene elementos de riesgo».
«Supongo que la lección es que ahora entendemos mejor cómo funciona la doble relevancia en relación con el clima, y lo estamos aplicando a la biodiversidad, para estructurar nuestros parámetros en consecuencia. Con el tiempo, lo aplicaremos también a los derechos humanos».
Dado que la interacción entre el impacto y el riesgo financiero es cada vez más dinámica, gracias al movimiento colectivo de la sociedad hacia el desarrollo sostenible, y dado el impulso de los reguladores para penalizar el impacto adverso e incentivar el impacto positivo, los inversores sin duda necesitan tener un buen control de cómo esto determina los resultados de la inversión.
La sostenibilidad funciona con el esfuerzo de muchos
Peppelenbos explica que habla con muchos colegas y propietarios de activos sobre sus objetivos de sostenibilidad y su capacidad para invertir conforme a ello. No todos parecen estar seguros de tener acceso a los datos o metodologías adecuados para hacerlo bien, lo que le hace estar aún más decidido a cumplir las elevadas aspiraciones de Robeco.
El trabajo en equipo será fundamental. «Se trata realmente de colaboración. Contamos con un excelente grupo de investigadores de distintos equipos de Robeco: investigadores de la sostenibilidad, especialistas del sector y científicos de datos. Trabajamos como un equipo integrado y aprovechamos el trabajo externo de proveedores de datos, académicos y expertos, todos los cuales nos orientan y nos plantean retos».
Del mismo modo, se trata de seleccionar nuevos datos y tomar decisiones que respalden la solidez de los modelos. «Revisamos constantemente los nuevos datos disponibles, ya que ahora se desarrollan con mucha rapidez y tenemos que hacer la mejor selección».
La investigación y el diseño de herramientas han sido inmensamente satisfactorios para él y los miembros de su equipo. «Es la combinación perfecta de aplicar la curiosidad (científica) con innovación y colaboración».
Durante este trabajo, el mantra de Peppelenbos es la filosofía de Da Vinci de que la simplicidad es el colmo de la sofisticación. «Tratamos temas muy complejos, como el cambio climático, la biodiversidad y los derechos humanos, para crear soluciones sencillas que hagan justicia a la complejidad subyacente. Es un verdadero reto intelectual y me apasiona».
Este texto es un extracto de una publicación más extensa, «Cuatro formas en que los inversores pueden contribuir a un futuro más sostenible»