En los anteriores artículos de “Indices Insights”1 primero explicamos por qué los datos genéricos sobre emisiones de carbono resultan menos efectivos a la hora de identificar a los líderes y a los rezagados en la escena climática. Después analizamos una cartera larga-corta –de acciones contaminantes-menos-limpias (PMC)– que se orienta al diferencial de rentabilidad entre las empresas contaminantes y las limpias. Además, explicamos que esta cartera PMC registra rentabilidades comparativamente deficientes en los meses en que aumenta la preocupación climática, y viceversa.
En este artículo, profundizamos en nuestros hallazgos introduciendo otro parámetro de medición, la beta climática, que refleja la sensibilidad de cada acción individual a la cartera PMC.2 Más concretamente, las entidades con una beta climática elevada tienden a registrar una buena evolución cuando la cartera PMC presenta una rentabilidad positiva, y suele suceder lo contrario en el caso de las empresas con una beta climática baja.
En consecuencia, nuestra previsión es que las acciones con una beta climática elevada se vean negativamente afectadas por el endurecimiento de las políticas climáticas, la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono y las innovaciones en tecnología verde. Por otra parte, cabe esperar que las acciones con una beta climática baja se beneficien de la transición hacia las cero emisiones netas. En general, consideramos que la beta climática captura una dimensión del riesgo climático diferente de la que reflejan los datos sobre emisiones de carbono o huella de carbono.
Por ejemplo, la beta climática incluye un elemento de orientación a futuro, ya que incorpora las expectativas de mercado, mientras que las emisiones de carbono se basan en datos previos o, en el mejor de los casos, actuales. La beta climática se calcula a partir de la rentabilidad, de modo que puede dar cabida a factores importantes tales como (los cambios en) el modelo de negocio de una empresa, su acceso a tecnología verde e innovación, su competencia y su salud financiera.
Si bien es cierto que los datos sobre emisiones de carbono se pueden utilizar para filtrar y descartar a las empresas que más contaminan, no resultan útiles a la hora de identificar las acciones que podrían beneficiarse de la transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono o las que han anunciado planes para reducir sus emisiones. Por otra parte, la beta climática permite distinguir entre las empresas vulnerables a la transición y las que van a beneficiarse de ella.
La beta climática puede hacer aflorar mucha más información que la huella de carbono
Podemos ilustrar esto con un ejemplo hipotético, comparando una empresa que produce paneles solares y otra que fabrica vehículos con motores de combustión interna. En los procesos de producción de ambas empresas se generan niveles relativamente elevados de emisiones de carbono. A efectos de este ejemplo, asumamos que la huella de carbono de ambas operaciones es la misma.
Si se establece un impuesto al carbono, los precios de los combustibles fósiles probablemente aumentarán y la demanda de vehículos con motores de combustión interna se reducirá, lo que hará que la situación resulte negativa para el fabricante de automóviles. Por otro lado, el impuesto al carbono probablemente hará que suban los precios de la energía, lo que a su vez seguramente dé lugar a un aumento de la demanda de energía solar, y eso beneficiará al productor de paneles solares y al precio de su acción.
De igual modo, preveríamos una rentabilidad negativa para la cartera PMC si se estableciera un impuesto al carbono, ya que normalmente sus resultados tienden a ser comparativamente deficientes en periodos de mayor preocupación por el clima. Según esta dinámica, cabría esperar que la empresa automovilística presentara una beta climática relativamente elevada, y que el del fabricante de paneles solares fuera relativamente bajo.
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Suscribirse Read more about Robeco IndicesLa beta climática puede utilizarse para evaluar el riesgo de transición
Para evaluar si la beta climática refleja una dimensión del riesgo climático diferente de la que plasman los datos de huella de carbono y si es indicativo del riesgo de transición, hemos analizado las posiciones de los ETF de energías renovables y de petróleo. En concreto, hemos calculado la beta climática estimada y la huella de carbono media ponderada de las carteras de energía “limpia” y petróleo “contaminante”.
En la Figura 1 se muestra la huella de carbono (barras marrones) en relación con el índice general de mercado y la beta climática (barras azules) de algunos de los mayores ETF dedicados a energías renovables.3 Curiosamente, se observa que todas las carteras temáticas de energías renovables presentan una huella de carbono mayor que la del grueso del mercado, a pesar de que se centran en energía limpia.
Por el contrario, sus betas climáticas son negativas, lo que implica que tenderían a ofrecer resultados positivos cuando la cartera PMC genera resultados negativos, y viceversa. En otras palabras, estos ETF presentan un riesgo de transición climática relativamente bajo.4 Vemos pues que una huella de carbono elevada no equivale necesariamente a un gran riesgo de transición.
Figura 1 | Los ETF de energías renovables presentan huellas de carbono altas, pero betas climáticas negativas (líderes climáticos)
Fuente: Robeco, TruCost, FactSet, Morningstar. El análisis se ha realizado utilizando datos a 31 de julio de 2022.
De igual modo, observamos que todos los ETF centrados en el petróleo tienen una huella de carbono significativamente mayor que la del mercado, como se muestra en la Figura 2. Sin embargo, sus betas climáticas son positivas, sin excepción. Por ello, cabe esperar que su rentabilidad evolucione en la misma dirección que la de la cartera PMC, es decir, que presenten un riesgo de transición elevado.
Figura 2 | Los ETF de petróleo presentan huellas de carbono altas y betas climáticas positivas (rezagados climáticos)
Fuente: Robeco, TruCost, FactSet, Morningstar. El análisis se ha realizado utilizando datos a 31 de julio de 2022.
Este resultado demuestra que la beta climática captura información diferente sobre el riesgo climático que la que ofrecen los datos sobre huella de carbono, es decir, el riesgo de transición. Así pues, resulta más apropiado si lo que se busca es distinguir entre líderes y rezagados climáticos. Dicho de otro modo, si se sigue un enfoque genérico de inversión con bajas emisiones de carbono, se eludirían las empresas de energías renovables con elevadas emisiones de carbono, a pesar de que se considera que estas empresas son importantes para la transición hacia una economía con bajas emisiones.
Datos y metodología
Nuestra selección de ETF de energías renovables se basa en una combinación de ETF de “energías renovables” de etf.com y ETF de “energías limpias” de etfdb.com. Se componen de acciones cotizadas, ya sea en EE.UU. o en el resto del mundo, pertenecientes a empresas que participan en la producción de energías limpias (tales como biocombustibles, energía solar, eólica o de otras fuentes renovables) o en otras actividades relacionadas (como baterías y redes eléctricas inteligentes o empresas que financian proyectos ecológicos). Nuestra muestra final de carteras de energías renovables está integrada por los cinco mayores ETF, según el volumen de activos bajo gestión, de los que disponemos de datos sobre al menos el 60% de sus posiciones.
En el caso de los ETF de petróleo, nuestra selección se basa en una combinación de ETF de “petróleo” de etf.com y de ETF de “exploración y producción de petróleo y gas” de etfdb.com. Estos ofrecen exposición a los subsectores de exploración y producción, e incluyen a muchos de los principales productores de petróleo. En línea con el enfoque que adoptamos para los ETF de energías renovables, nuestra muestra final de carteras de ETF de petróleo está integrada por los cinco mayores ETF, según el volumen de activos bajo gestión, de los que disponemos de datos sobre al menos el 60% de las posiciones en ETF.
Los datos relativos a las posiciones en ETF proceden de Morningstar y corresponden al 31 de julio de 2022. Las posiciones del índice general de mercado se basan en el índice MSCI World y se han obtenido de FactSet. Calculamos las huellas de carbono y las betas climáticas para cada uno de los diez ETF y para el índice de mercado. Tomamos como huella de carbono de la cartera la huella de carbono media ponderada, medida conforme a las emisiones de Alcance 1 y 2 según TruCost, dividida entre el valor de empresa incluyendo caja (EVIC), en relación con el índice de mercado. Como valor de la beta climática, tomamos las betas históricas a 36 meses por regresión de la rentabilidad de las acciones del índice Robeco Developed Climate Risk L/S Factor.5
Conclusión
Basándonos en nuestro análisis, concluimos que el parámetro de beta climática proporciona información sobre el riesgo climático desde un punto de vista diferente del de los datos sobre huella de carbono. Por ejemplo, hemos puesto de manifiesto que las huellas de carbono de los ETF de energías renovables y de petróleo son relativamente altas, en ambos casos. Sin embargo, sus betas climáticas diferencian claramente entre las carteras que son vulnerables al riesgo de transición y las que probablemente puedan beneficiarse de la transición hacia las cero emisiones netas.
La serie Indices Insights proporciona un novedoso análisis centrado en la inversión en índices, sobre todo los temas de inversión sostenible, inversión factorial o inversión temática. Los artículos los escribe el equipo de Soluciones de Índice Sostenible, a menudo en estrecha colaboración con especialistas de Robeco en la materia. El equipo tiene una amplia experiencia en investigación y gestión de cartera, y desde 2015 lleva diseñando índices sostenibles, factoriales y temáticos para una gran variedad de clientes: fondos soberanos, fondos de pensiones, aseguradoras, consultores de inversión globales, gestores de activos y banca privada. El equipo también puede diseñar índices sostenibles a medida para atender necesidades específicas de los clientes. Para más información, visite nuestro sitio Web Sustainable Index Solutions (robeco.com).
Notas al pie
1 Huij, J., Lansdorp, S., Peppelenbos, L., y Markwat, T., junio de 2022, “Can carbon emissions data identify leaders and laggards”, artículo de Robeco; y Huij, J., Lansdorp, S., Peppelenbos, L., y Markwat, T., agosto de 2022, “Do investors act on shifts in climate change”, artículo de Robeco.
2 El beta climático es, en su esencia, una medición similar al beta de carbono que se presentó en el documento de Huij, J., Laurs, D., Stork, P. A., y Zwinkels, R. C. J., de noviembre de 2021, “Carbon beta: A market-based measure of climate risk”, Documento de trabajo SSRN. En ese artículo, el beta de carbono se estimaba a partir de una cartera larga en una cesta de valores compuesta por empresas con elevadas emisiones de carbono y corta en una cesta de valores compuesta por empresas con bajas emisiones de carbono. El beta climático, por su parte, se calcula sobre la base de una cartera larga en una cesta de valores con puntuaciones negativas en los ODS climáticos y corta en una cesta de valores con puntuación positiva en los ODS climáticos.
3 Así pues, una huella de carbono del 100% significa que el ETF tiene una huella de carbono el doble de grande que la del índice general de mercado. Cabe destacar que el beta climático del índice de mercado es igual a cero.
4 Rogamos al lector que tenga en cuenta que, posiblemente, esta sea una simplificación excesiva del concepto. La transición no es lineal en sí misma y los mercados también pueden ir en contra (temporalmente) de las energías renovables.
5 Véase: www.spglobal.com/spdji/en/custom-index-calculations/robeco-indices-bv/all/#overview