El crecimiento de los centros de datos de IA ha disparado la demanda de cobre para cables, así como de los chips de silicio y los semiconductores necesarios para fabricar procesadores. Esto está generando un crecimiento económico que no se ha producido en ningún otro sector de la industria manufacturera tradicional.
Según explica Van der Welle, gestor de Soluciones Multiactivo Sostenibles de Robeco, factores como el uso de las materias primas como cobertura frente a la inflación, junto con la dinámica de la oferta y la demanda en el mercado general, significan que la primavera ha llegado a esta clase de activos habitualmente inestable.
«En la conferencia tecnológica de NVIDIA del mes pasado, Jensen Huang, CEO de la empresa, describió la nueva revolución industrial a la que estamos asistiendo», afirma. «Durante la revolución industrial original, el agua era la materia prima con la que se generaba electricidad. Ahora, en el siglo XXI, la electricidad es el medio con el que se generan tokens de datos en lo que Huang llama “fábricas de IA”.»
«Dado el aumento de la adopción de la IA, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) prevé que estas fábricas de datos alcancen una tasa de crecimiento anual del 15% en los próximos años.»
El cambio a los cables de cobre
«Esto, a su vez, está provocando un aumento de la demanda de cobre. Para mitigar el riesgo de cortes de energía, NVIDIA cambió recientemente la fibra óptica de sus centros de datos por cableado de cobre, ya que es más eficiente desde el punto de vista energético, proporciona una refrigeración mejor y es más barato.»
Tradicionalmente, la mayor parte de la demanda de cobre procedía del sector de la construcción. Este se ha recuperado con fuerza últimamente, en parte gracias a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de EE.UU., por la que se conceden subvenciones y desgravaciones fiscales para el establecimiento de fábricas de vehículos eléctricos.
«Dentro del equipo de multiactivos sostenible, hemos modificado recientemente nuestra exposición a materias primas, incluidos los metales de uso industrial como el cobre, sobreponderándolos», apunta Van der Welle. El gestor cita tres motivos que van más allá de la IA por los que las materias primas están depertando un renovado entusiasmo.
Indicios de recuperación del sector manufacturero
«En primer lugar, el ciclo global de fabricación ha despertado de su letargo, y las materias primas ofrecen ahora el mejor potencial de rentabilidad/riesgo en el ámbito multiactivos», señala Van der Welle. «A diferencia de la renta variable, las materias primas no han reflejado la total recuperación del sector manufacturero global. Además, los indicios de un repunte del ciclo global de fabricación son cada vez más prometedores.»
En febrero, el PMI (Índice de Gestores de Compra) y el índice ISM (Institute for Supply Management) de EE.UU. superaron el 50, lo que anticipó una expansión y el fin de 16 meses de recesión industrial a nivel mundial. Los indicadores de tendencia de la confianza de los gestores de compra del sector manufacturero, como los relativos a las exportaciones de los semiconductores surcoreanos utilizados para desarrollo de IA, ya anticiparon a mediados de 2023 que se aproximaba un descenso de la actividad manufacturera.
No morder el anzuelo
«Sin embargo, mientras que los mercados de renta variable ya reflejan un escenario de no landing a la espera de que el indicador del índice ISM se recupere por encima del 60, los mercados de materias primas no han mordido el anzuelo», continúa Van der Welle.
«Dado que los de materias primas son mercados al contado que dependen de fundamentales al contado, una recuperación real de la producción industrial deja más margen de subida para las materias primas que para la renta variable en términos de rentabilidad. Por el contrario, si la recuperación del sector manufacturero resulta en una decepción, el riesgo de bajada que presentan las materias primas parece más limitado.»
Van der Welle sostiene que, aunque la recesión del sector manufacturero ha sido inusualmente larga, ha sido de magnitud moderada, ya que el ISM nunca ha bajado de 45 en los últimos 16 meses. En los últimos 40 años, cuando se producía un leve descenso del ISM, las materias primas tendían a repuntar un 20% de media el año siguiente. Tras el mínimo de noviembre de 2023, las materias primas han obtenido una rentabilidad del 5% hasta la fecha. En cambio, la renta variable global ha dado un salto de fe y ya ha repuntado hasta el 20% desde entonces.
Las ventajas del estancamiento de la deflación
En segundo lugar, existe la posibilidad de que el estancamiento de la desinflación sostenga la demanda de materias primas debido a su uso como cobertura frente a la inflación que ha asolado el mundo durante los dos últimos años. En sus perspectivas anuales para 2024, Robeco apuesta por el fin de la desinflación «inmaculada», ya que el último tramo que deben recorrer los bancos centrales para reconducir la inflación del 3 al 2% suele ser el más duro.
Hasta ahora, los indicios son buenos. «En lo que va de año, la inflación de EE.UU. ha sorprendido al alza. El Citi Inflation Surprise Index estadounidense se ha vuelto a adentrar en territorio positivo y, en nuestra opinión, es probable que su agregado G10 siga sus pasos en breve», afirma Van der Welle.
«El crecimiento de la renta real disponible se mantuvo un 1,5% por encima de la productividad laboral al inicio del año 2024, lo que podría estancar el proceso desinflacionista en EE.UU.»
«Además, las condiciones financieras se han flexibilizado y el crecimiento monetario se ha reducido. Las sorpresas positivas sobre la inflación en el G10 suelen coincidir con rentabilidades positivas de las materias primas. Así, las materias primas demuestran ser una cobertura eficaz contra la inflación inesperada, mientras que su baja correlación actual (0,32) con los mercados desarrollados de renta variable mitiga, en cierta medida, el riesgo de caída en caso de que la renta variable se desplome.»
Limitaciones de la oferta
En tercer lugar, cuando se mantienen las limitaciones a las que se enfrenta la oferta para satisfacer el aumento de la demanda, es favorable para los precios. «Esperamos que el panorama bottom-up mejore, ya que las presiones de la oferta siguen presentes en varios mercados de materias primas y es probable que a medio plazo surjan tensiones físicas», afirma Van der Welle. «Por tanto, los microfundamentales respaldan cada vez más el enfoque alcista respecto a las materias primas.»
«La OPEP+ acuerda recortes de producción de petróleo constantemente. En cuanto a los metales, su suministro ha sido escaso y sigue presentando riesgos de bajada debido a reducidas inversiones, las sequías, las complicadas negociaciones salariales en Latinoamérica y los cortes de energía en Sudáfrica.»
«Además, los riesgos de oferta derivados de las turbulencias en torno a Israel/Irán, las elecciones estadounidenses de noviembre y una posible ofensiva rusa en Ucrania este verano también podrían elevar las primas de riesgo geopolítico que incorporan los precios de las materias primas.»
No deja de ser un sector voluble
Por tanto, el panorama es positivo para las materias primas, aunque siempre se aconseja prudencia con esta volátil clase de activos.
«La primavera ha llegado para los inversores en materias primas, pero el verano aún queda lejos. Existen riesgos que podrían suponer un jarro de agua fría para esta clase de activos. El posicionamiento a futuro en materias primas es elevado, y la posibilidad de un hard landing sigue presentando un riesgo nada desdeñable en el horizonte de 6 a 12 meses.»
«Por ello, la recuperación de la actividad industrial global que se necesita para que se produzca una tensión física en los mercados de materias primas podría ser menos pronunciada de lo esperado.»
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