Las empresas que integran la responsabilidad corporativa en sus modelos de negocio realizan un seguimiento activo del impacto de sus operaciones sobre el medio ambiente y el bienestar social. Pueden tratar de minimizar sus efectos negativos o dar un paso más y adoptar medidas proactivas para compensar sus impactos previsibles, o incluso realizar acciones que ejerzan un efecto social o ambiental positivo.