La taxonomía de la UE es una nueva normativa que constituye el nuevo pilar del Plan de Acción sobre finanzas sostenibles de la UE. Su objetivo es crear un concepto armonizado de lo que realmente es una «actividad ecológica». La taxonomía proporciona un lenguaje común y criterios uniformes para identificar en qué medida las actividades económicas se pueden considerar sostenibles para el medio ambiente.
En definitiva, su objetivo es reorientar los flujos de capitales hacia actividades económicas que generan menos emisiones, para ayudar a descarbonizar la economía. Con este recurso en su arsenal, la UE espera cumplir sus objetivos climáticos para 2030 y el objetivo final de cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050.
La taxonomía define los criterios mínimos que deben cumplir las actividades económicas para ser consideradas sostenibles para el medio ambiente. Estas actividades deben contribuir de manera sustancial al menos a uno de seis objetivos ambientales sin perjudicar significativamente a ninguno de los otros cinco. Estos son:
Mitigación del cambio climático
Adaptación al cambio climático
Protección de recursos hídricos y marinos
Transición a una economía circular
Prevención de la contaminación
Protección o restauración de la biodiversidad y los ecosistemas.
Además, las actividades deben realizarse con unas garantías mínimas, cumpliendo los estándares de las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales y los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de la ONU, con referencia específica a los convenios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo.
Por el momento solo se han definido las actividades que fomentan los dos primeros objetivos medioambientales: mitigación del cambio climático y adaptación. En noviembre de 2020, la Plataforma sobre Finanzas Sostenibles de la Comisión Europea publicó el borrador de acto delegado, de conformidad con el Reglamento sobre la taxonomía, con los criterios técnicos de selección para las 90 actividades de mitigación y las 98 de adaptación. La Comisión Europa trabaja ahora en los criterios técnicos definitivos a adoptar en virtud del acto delegado complementario del Reglamento de Taxonomía.
Requisitos de información
Las grandes empresas cotizadas establecidas en la UE tienen que comunicar qué parte de sus ingresos y gastos son acordes con la taxonomía. Estas comunicaciones corporativas se adoptarán en dos fases. En 2022, las empresas han empezado a comunicar el porcentaje de ingresos y gastos de las actividades económicas enumeradas en la Taxonomía (es decir, actividades admisibles) que contribuyen a mitigar el cambio climático y a los objetivos de adaptación al mismo.
A partir de 2023, las empresas tendrán también que evaluar si esas actividades admisibles cumplen asimismo con los criterios técnicos de selección de la Taxonomía (actividades compatibles) que cubren los seis objetivos ambientales.
Los objetivos técnicos de selección elevan el listón de ejecutoria ambiental que las actividades tienen que superar para demostrar una contribución significativa a un objetivo ambiental, y probar además que no ocasionan un perjuicio importante a otro objetivo. En consecuencia, es posible que los porcentajes de actividades compatibles con la Taxonomía declarados en 2023 sean inferiores a las cifras de actividades admisibles declaradas en 2022.
Fondos afectados
Los inversores tendrán que revelar el porcentaje de los activos gestionados en sus fondos que se engloban en actividades adaptadas a la taxonomía. Solo los fondos clasificados en el marco del Artículo 8 o el 9 entran dentro del ámbito de las divulgaciones, es decir, los fondos con características ambientales o los que persiguen un objetivo de sostenibilidad. Este requisito de divulgación ya entró en vigor en enero de 2022 en virtud de la legislación de Nivel I. A partir de enero de 2023, los productos financieros tendrán que desgranar esa información en virtud de los requisitos de Nivel II.
En Robeco, creemos que la taxonomía tendrá un efecto positivo en el mercado. Proporcionará un lenguaje común a inversores minoristas e institucionales, emisores, gobiernos y reguladores. Esto favorecerá la estandarización y ayudará a evitar la ecoimpostura en las finanzas sostenibles. Además, las divulgaciones sobre la adaptación de las inversiones a la taxonomía harán más fiable la información, la comparabilidad y la transparencia en las afirmaciones sobre sostenibilidad de una inversión.
El reto de los datos
Para cada una de las actividades económicas elegibles, la taxonomía proporciona criterios técnicos de selección detallados que se deben cumplir para determinar si la actividad está adaptada a la taxonomía. Este enfoque en la actividad es algo nuevo para la mayoría de participantes en el mercado. Mientras que las puntuaciones ASG tradicionales de las empresas se centran en el rendimiento de la empresa, la taxonomía demanda un nivel más detallado para evaluar las actividades elegibles que realizan las empresas.
Por ejemplo, para evaluar el nivel de adaptación de una empresa eléctrica con actividades de generación de electricidad a partir de energía hidráulica, biomasa y energía eólica, la adaptación a la taxonomía requerirá poner a prueba cada una de estas actividades respecto a los criterios técnicos de selección correspondientes. Solo los ingresos o gastos atribuidos a las actividades que cumplan los criterios se tendrán en cuenta en el porcentaje total de ingresos y gastos de la empresa adaptado a la taxonomía.
Comunicación de ingresos y gastos
Esta evaluación requiere datos que, hoy en día, las empresas no divulgan. Consideramos esta falta de datos como el principal obstáculo para una implementación generalizada y consistente de la taxonomía. A partir de 2022, las grandes empresas cotizadas europeas tendrán que comunicar los datos de ingresos y gastos desglosados conforme a la clasificación taxonómica. No obstante, las empresas no europeas no tendrán la obligación legal de proporcionar esta información, por lo que cabe prever que la falta de datos de estas empresas se mantendrá a largo plazo.
La Comisión Europea está considerando la posibilidad de establecer una plataforma de acceso digital para toda la UE, el punto único europeo de acceso (ESAP), que permitirá el acceso gratuito a la información financiera y no financiera de las empresas para el público en general. Robeco considera el ESAP como una buena oportunidad de abordar la falta de datos sobre sostenibilidad requeridos por la taxonomía y otras leyes actuales y futuras, como el Reglamento sobre la divulgación de información relativa a las inversiones sostenibles y la Directiva de información no financiera.
Hacia un mercado financiero ecológico
Todavía queda mucho camino por recorrer para poder evaluar el éxito de la adopción de la taxonomía. A corto plazo, todas las miradas están puestas en la primera ronda de comunicaciones de Nivel II a realizar en 2023. Los estudios preliminares indican que la mayor parte de los fondos comunicarán bajos niveles de adaptación a la taxonomía.
Un estudio encargado por el ministro alemán de medio ambiente, conservación natural y seguridad nuclear evaluó la adaptación de empresas europeas que cotizan en los índices STOXX 50, CAC 40 y DAX 30. Se observó que menos del 30 % de los ingresos de estos índices proceden de actividades cubiertas por la taxonomía y menos del 2 % cumplen íntegramente los criterios técnicos.
Creemos que, cuando la taxonomía esté totalmente desarrollada, incluyendo los seis objetivos ambientales, habrá más actividades económicas que cumplan los criterios. Cuando las empresas divulguen todos los datos necesarios, los inversores también podrán identificar mejor las actividades cumplidoras.
Parte de un todo mayor
La taxonomía es solo un paso del más amplio Plan de Acción sobre finanzas sostenibles de la UE y se considera un elemento clave para futuras acciones. Es la base de la ecoetiqueta de la UE para fondos minoristas que se encuentra en fase de desarrollo.
En 2020, el Grupo de Expertos Técnicos de la UE en Finanzas Sostenibles publicó su informe final sobre el Estándar de Bonos Verdes de la UE, que recoge recomendaciones para el establecimiento de un plan de certificación voluntaria que garantice que el uso de los ingresos es plenamente conforme con la taxonomía. La Comisión de la UE tiene previsto una propuesta legislativa para la adopción de ese estándar en el segundo trimestre de 2021.
Las entidades financieras y las empresas europeas se encuentran al comienzo de un proceso para estandarizar y formalizar datos ASG entre todos los participantes en el mercado. Pero somos optimistas en cuanto a los beneficios que la taxonomía y las demás acciones englobadas en el Plan de Acción sobre finanzas sostenibles traerán a largo plazo. Más allá del cumplimiento, la taxonomía ayudará a los inversores a identificar oportunidades a partir de la transición energética y a cumplir los objetivos de inversión sostenible.
SFDR regulation
SFDR is an evolving set of EU rules aiming to create a level playing field for how sustainable investment strategies are classified by asset managers. It helps to clarify the definition of a ‘sustainable fund’ and combat the growing threat of greenwashing.