La falta de una cantidad suficiente de datos precisos sobre emisiones y otros aspectos de la sostenibilidad, como la biodiversidad o la utilización de recursos, ha llevado a dudar de su utilidad para mostrar una imagen fiel de la actividad corporativa.
Por tanto, más allá de la simple estadística es importante entender para qué queremos cuantificar los avances en sostenibilidad, y utilizar los datos disponibles como medio para lograr un fin, afirma Morgan Williams, Estratega de datos de IS de Robeco.
Robeco amplió recientemente su catálogo de datos tras adquirir abundantes datos externos sobre ratings de riesgo y otros aspectos de la sostenibilidad, que se unirán a los datos internamente elaborados, como la Clasificación de Países según Sostenibilidad o la Puntuación ODS.
Un área en la que este tipo de mejora de las capacidades de recopilación de datos probablemente resulte invaluable es tratar de medir las emisiones de Alcance 3 de las empresas, dado el interés inversor por llegar a las cero emisiones netas. Estas son emisiones que ocurren a lo largo de la cadena de valor de un producto, como las del conductor de un coche, en lugar de las del fabricante del mismo (Alcance 1), o la energía utilizada para fabricarlo (Alcance 2), datos que son bastante fáciles de recopilar.
Mejorar los datos
“El auténtico problema es que los datos de Alcance 3 no se analizan todavía lo suficiente, para cuestionarlos y revelar sus carencias y así mejorarlos”, afirma Williams, una nueva incorporación al Robeco SI Centre of Expertise. “Esta es una de las razones por las que ahora estamos usando más datos externos para tratar de cerrar esta brecha”.
“Pero no se trata solo de comprar los datos externos que haya disponibles. Por definición, todos los datos son retrospectivos, lo que no nos ayudará a tratar de determinar si una empresa está en camino de cumplir con los objetivos de cero emisiones netas”.
“Una posible solución es utilizar proyecciones a futuro, pero esto tiene sus propios inconvenientes, ya que a fin de cuentas los ‘datos prospectivos’ son solo previsiones”.
Proceso intelectual
Un reto adicional consiste en dar sentido a los datos; ¿Cómo trabajar con grandes hojas de datos? “Es principalmente un proceso intelectual”, explica Williams. “Aunque el término ‘big data’ se utiliza con profusión, lo que en realidad analizamos son series de datos de tamaño pequeño y mediano”.
“Después, está el problema de trabajar con los mismos, hay que averiguar cómo se interrelaciona todo. Tratar de reunir datos de tres proveedores en una misma tabla para tener una visión de conjunto es mucho más difícil de lo que podría pensarse. A menudo proporcionan datos utilizando identificadores distintos, y la metodología y terminología no siempre concuerdan perfectamente; además, cada proveedor puede clasificar las actuaciones corporativas de una manera distinta”.
“Pero cuando tienes todos los datos y los clasificas, empiezas a ver si hay anomalías. Realizamos muchos de los procesos tradicionales de análisis de datos, con evaluaciones para obtener una idea inicial del conjunto más amplio de información. Después desarrollamos nuevos análisis cuando tenemos dudas concretas que queremos resolver”.
En busca de pautas generales
Saber qué es lo que tienes que buscar ayuda a resolver dichas dudas. “En el caso de las emisiones de Alcance 3, primero nos fijamos en las pautas generales que puedan detectarse, y después, prestamos atención a aspectos concretos, como los sectores en los que es difícil conseguir reducir las emisiones de carbono”.
“Analizamos cómo es la correspondiente información. Por ejemplo, analizaríamos si existen diferencias en la revelación de información entre regiones, en un grupo concreto de empresas o a lo largo del tiempo. Nos preguntaremos cómo han evolucionado esas diferencias. Este es el tipo de cosas que estudiamos”.
“Tratamos de hacer uso de todas las diferentes herramientas a nuestra disposición para hacer esas evaluaciones para llegar a algo que pueda responder a la pregunta de investigación”.
Utilizar el valor de empresa
Un cambio registrado en el análisis de datos es que ya no se comparan las emisiones u otros parámetros de sostenibilidad con los ingresos de las empresas, el denominado enfoque de la intensidad. Ahora, los analistas de datos los comparan con el valor de empresa incluido el cash (EVIC), la capitalización bursátil de una empresa más su deuda y cash, el llamado enfoque de titularidad.
“Otra cosa que el valor de empresa posibilita es analizar el desempeño de una empresa con independencia del ciclo económico. Ese valor está más relacionado con el tamaño de la empresa, mientras que los ingresos pueden fluctuar en función de muchos factores distintos. Por tanto, en general, creemos que esta es una mejor métrica por encima de los ingresos”.
Hablando el mismo lenguaje
Contar con un marco común también ayudaría, un argumento que se encuentra en el centro de la definición de la sostenibilidad en sí. Se está trabajando para tratar de estandarizar parámetros o impactos de una forma que facilite la comparación de los datos de emisiones.
“Un marco básico satisfactorio es muy importante, ya que permite que todo el mundo hable el mismo lenguaje”, dice nuestro experto. “Eso no significa que todos los proveedores tengan que suministrar exactamente los mismo datos. Pero contar con un estándar válido te permite realizar comparaciones y ser consistente a lo largo del tiempo”.
“Creo que estamos llegando a un punto en que eso empieza a cobrar relevancia. La UE está dando grandes pasos en este tema, y su Taxonomía va a convertirse en un importante hito a la hora de definir la inversión sostenible”.
Un importante avance
Otro importante avance se produjo en la cumbre del clima COP26, con el anuncio de la creación del International Sustainability Standards Board.
Según Williams, “Este organismo, que forma parte de la fundación Normas Internacionales de Información Financiera, creará unas normas globales de referencia sobre información de sostenibilidad, muy similar a lo que existe hoy en día con la contabilidad financiera”.
“Supone dar un paso enorme en la dirección correcta, reduciendo el conjunto de los distintos estándares ESG a uno solo que podamos respaldar. De esa forma, podremos dejar de discutir sobre qué medir, y en su lugar, empezar a recoger datos y analizarlos”.
Sin excusa
En ocasiones, las empresas y los inversores han utilizado la falta de datos como una razón para evitar adoptar la sostenibilidad. “Esa es una excusa poco convincente para que las personas culpen a los datos cuando renuncian a la sostenibilidad”, comenta Williams.
“Los datos perfectos no existen, pero si que hay suficiente cantidad que puede ser perfectamente utilizable. En términos generales, los datos aún se pueden recopilar y las brechas o inconsistencias se pueden resolver. Por lo tanto, esto no debería disuadir a ningún inversor de adoptar una inversión sostenible”.
“Al hacer que más personas observen los datos y, en consecuencia, que más personas los entiendan, y con la promulgación del Reglamento de Divulgación de Información de Sostenibilidad (RDIS), que clarifica los requisitos de la sostenibilidad, será más evidente lo que significa que una empresa constituya una inversión sostenible”.
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Completando el rompecabezas
Además, la necesidad de datos es cada vez mayor, lo que llevó a Robeco a contratar dos nuevos expertos de datos de IS el año pasado. “La investigación por la que Robeco es tan conocido siempre ha sido una actividad que requiere algún tipo de datos”, explica Williams. “Lo que ha cambiado es el volumen, frecuencia y amplitud de éstos que se necesitan para tomar decisiones de inversión”.
“Personalmente, disfruto extrayendo el significado de una gran masa inconexa de datos, y siendo capaz de reproducir ese proceso para compartirlo y ayudar a otros a comprender asuntos que pueden resultar difíciles”.
“Los temas ESG no son realmente tan complejos, y hay quien se refiere a ellos como a una forma alternativa de inversión, pero se trata solo de invertir bien a largo plazo. Solo se necesita distintos tipos de información para completar el rompecabezas”.