Mercados energéticos: en transición pero lejos de ser sostenibles
La energía es crítica para el crecimiento económico, pero está dominada por los combustibles fósiles. Petróleo, carbón y gas suponen más del 80% de la energía primaria necesaria para que funcione la economía mundial. El Acuerdo de París y la transición hacia la economía Net Zero significan que el giro hacia las renovables y las fuentes de energía bajas en carbono se va a acelerar en la siguiente década, y que en última instancia desbancará la preeminencia de los combustibles fósiles. Pero aunque la tendencia va en aumento, no se avanza lo suficientemente rápido.
Con el 80% del total de emisiones de CO2, siempre se ha sabido que el sector de la energía no era limpio. Pero las distintas crisis que han coincidido recientemente han subrayado peligros adicionales. El sector es enormemente ineficaz; el 60% de los combustibles fósiles extraídos se desperdicia: la mitad se pierde en la producción de electricidad y la otra mitad porque los combustibles se queman de forma ineficiente en el proceso de combustión. Es muy vulnerable debido a su peligrosa dependencia de países ricos en combustibles fósiles pero escasos en gobernanza y diplomacia. Además, es volátil; el conflicto en Ucrania cogió desprevenidos a los mercados energéticos, amplificando el aumento de los precios de la energía.
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Poner un límite al calentamiento global extremo exige que casi el 75% de la generación global de electricidad provenga de fuentes de energía con emisiones bajas en 2030
La energía limpia requiere electrificar el consumo
La descarbonización solo puede tener lugar cuando sustituyamos la combustión de hidrocarburos en motores y calderas por corrientes de electrones en un circuito. Pero esa realidad futura pasa no solo por la producción de energía limpia por medio de renovables, sino también por un consumo posterior limpio a través de aplicaciones de uso final eléctricas (ver Figura 1).
Poner un límite al calentamiento global extremo exige que casi el 75% de la generación global de electricidad provenga de fuentes de energía con emisiones bajas en 2030. En la actualidad, la energía solar y eólica supone solo el 6% del mix global. Para lograr el cero neto, el consumo de electricidad tiene que superar al consumo de energía por un factor de dos a tres en las próximas décadas. A ello van a contribuir no solo los mercados de transporte (mediante baterías de litio-ion, sistemas de propulsión para vehículos, hidrógeno verde y ferrocarriles de pasajeros), sino también la edificación (gracias a bombas de calor eléctricas, HVAC y asilamiento), y los mercados industriales (a través de la electrificación de los procesos de producción).
Las mayores economías del mundo ya se han marcado ambiciosos objetivos para aumentar el porcentaje de las renovables en su mix nacional de energía, incluidos EE.UU., donde la recientemente promulgada Ley de Reducción de la Inflación (IRA) destina casi 400.000 millones de USD a fomentar la producción y almacenamiento de energías renovables en el país, así como al uso de energías limpias por los consumidores.
Figura 1 | Soluciones sincronizadas: aumento del suministro de energías renovables en apoyo del consumo eléctrico
El suministro de energía renovable aumentará para respaldar la electrificación de aplicaciones de uso final.
Fuente: BP outlook
Impulsar la transición energética sin hacerla descarrilar
Por otra parte, la seguridad energética ha sustituido a la seguridad climática como preocupación inmediata, sobre todo en Europa. Rusia ha cortado el suministro de gas a la UE conforme las tensiones sobre la guerra en Ucrania han ido en aumento, llevando a la UE a una desesperada búsqueda de energía para que sus luces sigan encendidas, sus ciudadanos no pasen frío y sus economías funcionen.
A corto plazo, los países están volviendo a los combustibles fósiles para cubrir el déficit pero, tras el agravamiento de las tensiones geopolíticas, la crisis ha puesto de relieve el grave peligro que corre una economía que depende de los combustibles fósiles. La UE se ha dado cuenta de ello y ha actuado rápidamente para seguir acelerando su trayectoria hacia el cero neto. Su plan “REPowerEU” reduce aun más las emisiones de energía, impulsa la electrificación de edificios e industrias, y aumenta la inversión en el suministro de energías renovables y la conexión de infraestructuras entre las economías del bloque.
No obstante, el equilibrio entre seguridad energética y seguridad climática se ve entorpecido por las capacidades tecnológicas actuales, así como por la voluntad política y la opinión pública, sobre todo si el racionamiento se impone a los consumidores.
Los elevados costes de la energía crean incentivos
Según la Agencia Internacional de la Energía, para lograr las cero emisiones netas en 2050 las inversiones anuales tienen que doblarse hasta 5 billones de USD al año. Los costes energéticos suponen un porcentaje significativo de los gastos totales de distintos modelos negocio, lo que significa que el ahorro de energía de una empresa suele incidir de forma muy importante sobre sus resultados.
Los beneficios de la transición se recogerán a largo plazo, pero a corto plazo muchas empresas experimentarán costes significativos, especialmente en los sectores difíciles de electrificar. Sin embargo, los costes de producción de renovables están disminuyendo en relación con las formas tradicionales de energía (ver Figura 2). Además, los costes de la energía tradicional se han disparado, por lo que los consumidores y los sectores con alto consumo de energía van a acelerar sus propias transiciones energéticas, al acortarse los períodos de recuperación de las inversiones en aprovisionamiento de energías renovables y soluciones energéticamente eficientes.
Figura 2 | Renovables: costes competitivos en el ámbito industrial y residencial
Los costes normalizados de la energía procedente de fuentes renovables (instalaciones solares, geotérmicas y eólicas) son competitivos; además, en el ámbito industrial son mucho menores que las formas convencionales de energía, como el gas, el carbón o las nucleares.
Fuente: Lazard
Inversión específica en electrificación
Pese a los retos actuales, la electrificación está en los albores de un enorme ciclo de inversión que repercutirá en todos los sectores. Creemos que estamos llegando a un punto de inflexión en el que los gobiernos dejarán de incentivar combustibles fósiles y propiciarán la adopción de tecnologías que faciliten que la economía se electrifique totalmente. La competencia entre fuentes de energía aumentará conforme el mix de combustibles se diversifique y se conceda más flexibilidad a los consumidores. A su vez, ello acelerará el giro hacia las renovables y la electrificación por toda la economía.
El equipo de Smart Energy invierte en empresas que posibilitan y aceleran la transición a lo largo de toda la cadena de valor de la electrificación, desde empresas de producción que hacen posible la generación de energía renovable solar y eólica a empresas de intermediación y distribución que crean formas más eficientes de usar, almacenar y distribuir la energía. Además de las inversiones en tecnologías en fase de maduración, el equipo está constantemente a la búsqueda de empresas que puedan simplificar e impulsar la producción de soluciones innovadoras que aceleren la electrificación de la economía.