Pero ahora se ha puesto en duda uno de los principios con más tradición de la inversión sostenible: la exclusión de las armas de las carteras sostenibles. La exclusión de las armas nunca ha sido una simple tema de sí o no, ya que los inversores siempre han tenido que tomar decisiones como la de si hay que excluir todas las armas, o solo las que se venden a los ejércitos. ¿Hay que excluir solo a los fabricantes de armas, o también a los minoristas? ¿Las armas de fuego deportivas deben incluirse en la misma categoría que las bombas de fragmentación?
Las definiciones cuentan
No obstante, la mayoría de los inversores sostenibles están de acuerdo sobre los principios básicos, y la práctica de evitar los tipos de armas más controvertidos no se limita solo a la inversión ética o sostenible. En Suiza, la Ley federal sobre material bélico prohíbe a los bancos y fondos de pensiones suizos invertir en equipos específicamente diseñados para conflictos bélicos. El rango de actividades que abarca es relativamente limitado, por lo que el órgano sectorial Swiss Sustainable Finance no incluye en su estimación de activos gestionados aquellos fondos que solo cumplen con las exclusiones de armas legalmente obligatorias.
La guerra en Ucrania ha abierto un debate sobre la exclusión de armas, y algunos inversores y comentaristas abogan por replantear la exclusión casi total de las armas de las carteras sostenibles. El detonante del debate ha sido si las armas son de hecho necesarias para proteger la paz y la democracia; ¿podrían las armas realmente contribuir o incluso ser necesarias para lograr el ODS 16: paz, justicia e instituciones sólidas?
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Taxonomía de la UE
El debate se ha visto adicionalmente alentado por la propuesta en febrero de una Taxonomía Social de Finanzas Sostenibles de la UE, que solo considera como opuestas a los objetivos sociales las armas muy controvertidas. Es una definición tan restringida como la de la normativa suiza, lo que plantea la posibilidad de que las armas de fuego no militares sirvan para lograr otros objetivos sociales, como la protección de los derechos humanos.
El tema de las armas suscita tales pasiones en la actualidad que no parece que las carteras sostenibles puedan cambiar a corto plazo. Más armas no son una garantía de que la sociedad sea más segura y pacífica; de hecho, es probablemente a revés, dada la estrecha relación existente entre elevadas tasas de violencia con armas y una laxa regulación de las mismas. Los inversores en sociedades cotizadas no tiene ninguna garantía de que las armas vendidas por las empresas participadas vayan solo a venderse para “hacer el bien”, ni pueden controlar su destino final. Y aunque los objetivos del ODS 16 pueden ser difíciles de lograr, no puede ignorarse su primer objetivo: “Reducir todas las formas de violencia y las correspondientes tasas de mortalidad en todo el mundo”.
Adquirir una perspectiva nueva
No hay duda de que este debate volverá a surgir en el futuro, como sucede con muchas cuestiones que conllevan una disyuntiva entre resultado positivos y negativos. Cuestionar las opiniones generalmente aceptadas es útil, incluso si uno no lo comparte o cree no compartirlo.
Tener en cuenta distintos puntos de vista nos obliga a prestar atención a los cambios que se producen en el mundo y a replantearnos si nuestras decisiones son todavía válidas y se ajustan a la realidad. De esta forma adquiriremos una mayor convicción, o un punto de vista nuevo y con mayor pertinencia.