Recientemente, el temor a una recesión inminente ha causado estragos en los mercados de valores de todo el mundo, y hasta tradicionales reductos de resistencia como los valores dentro del sector de energía y materias primas también han sucumbido a la creciente presión a la baja. Aunque esto claramente ha ejercido presión sobre la rentabilidad absoluta, parece que las compañías growth han comenzado a mejorar en términos relativos.
Tormenta perfecta
Sabíamos que había muchas probabilidades de que el mercado experimentara una corrección, aunque enseguida nos dimos cuenta de que su llegada, velocidad y magnitud nos han pillado por sorpresa incluso a nosotros. En retrospectiva, por supuesto, vemos que todas las señales estaban ahí, ya que se habían producido una serie de excesos que indicaban un pico de mercado.
Sin embargo, se había producido una especie de tormenta perfecta que había provocado esta excesiva toma de riesgos. En primer lugar, en su reacción al brote pandémico, la Reserva Federal anunció un recorte de emergencia de los tipos de interés, situándolos casi en cero, y puso en marcha un masivo programa de flexibilización cuantitativa. A pesar de que los tipos de interés ya eran muy bajos, las actuaciones de los bancos centrales de todo el mundo llevaron a los inversores a creer que estos organismos harían “lo que fuera necesario” para proteger a la economía.
Como resultado de ello, las bolsas eclosionaron y, en el caso del S&P 500, en agosto de 2020 ya se había compensado la caída experimentada desde el inicio del año. Con las compañías growth de gran capitalización con mayor exposición digital a la cabeza, y sobre todo Apple (+81% en 2020) y Amazon (+76%), el mercado alcista ganó fuerza y la actitud de los inversores mejoró rápidamente.
Los tipos de interés duelen
Cuando los mercados cambian de rumbo, los inversores a menudo descubren que se ha invertido mucho dinero en empresas improductivas o en iniciativas novedosas que no generan más que pérdidas. Esta vez, el catalizador del cambio de actitud fueron los crecientes niveles de inflación y, posteriormente, las previsiones de intensa subida de los tipos de interés.
Las compañías growth, empresas con previsiones de crecimiento por encima de la media, se llevaron la mayor parte del impacto de las pérdidas, ya que tienden a negociarse a múltiplos con prima sobre los beneficios actuales, puesto que los inversores pagan más por el potencial de beneficios a largo plazo. Estas compañías se han mostrado mucho más vulnerables al aumento de los tipos de interés a largo plazo, ya que afecta a la tasa conforme a la que se descuentan los beneficios futuros.
Estamos convencidos de que la mayor parte de esta corrección de las valoraciones ya ha quedado atrás, teniendo en cuenta que la valoración global de la cartera se sitúa actualmente más en línea con el promedio histórico de antes de la pandemia. A finales de junio, el múltiplo P/B a futuro de nuestra cartera era de 23,7x, con un crecimiento estimado de los beneficios a entre tres y cinco años de aproximadamente el 19%. El múltiplo medio de nuestra cartera antes de la pandemia (conforme a los datos recabados hasta el 31/12/2019) era de hecho de 24,2x (véase el gráfico siguiente).
Figura 3 | La valoración (medida según la ratio precio/beneficio del año siguiente) de nuestra cartera frente al mercado
En épocas difíciles
En épocas difíciles, cuando la cartera registra resultados ampliamente inferiores a los del mercado, como ha ocurrido en los últimos doce meses, conviene adoptar cierta perspectiva y examinar los fundamentales subyacentes de las tendencias a largo plazo que hemos seleccionado. En este caso, volvimos a los principios iniciales de la inversión de tendencias para comprobar si nuestros supuestos originales seguían siendo válidos.
Cabe recordar que la inversión en tendencias busca sacar partido de los cambios profundos que experimenta la sociedad. Hablamos, entre otras cosas, de los cambios relacionados con la tecnología, o de los cambios propiciados por las políticas (regulación), así como de cambios socioculturales y demográficos. Por lo general, los cambios estructurales hacen que a las empresas tradicionalmente dominantes les resulte difícil mantener el control de sus posiciones en el mercado.
Sin embargo, las empresas aspirantes o los ecosistemas empresariales más prometedores, a menudo, son capaces de sacar partido de estos cambios para entrar en mercados ya existentes o crear otros nuevos. Estos movimientos se reflejan en las constantes variaciones en la composición de los beneficios. Prever y aprovechar estos cambios es nuestro principal objetivo.
Tendencias de consumo
Si las preferencias de los consumidores cambian, las carteras también deberían hacerlo
Descubra más Ver todos los temasLas tendencias a largo plazo siguen estando muy vivas
Otra ventaja de los enfoques basados en tendencias es que, normalmente, llevan a abandonar las clasificaciones regionales o sectoriales rígidas que, a menudo, proporcionan poco valor añadido en lo que se refiere a la evaluación del potencial de crecimiento de las empresas. Las tendencias suelen abarcar distintas regiones y sectores. La búsqueda de una exposición a una tendencia concreta hace que la cartera se oriente estructuralmente hacia el aumento del crecimiento y la generación de valor económico. La naturaleza prospectiva de la inversión en tendencias contrasta vivamente con los marcos de referencia comúnmente utilizados, y que se basan en índices y que dependen sobre todo de las condiciones actuales.
En el caso concreto de Global Consumer Trends, nuestras tres tendencias a largo plazo (transformación digital del consumo, auge de la clase media en los mercados emergentes, y mayor preocupación del consumidor por la salud y el bienestar) siguen siendo tan válidas como lo eran el año pasado. Por ejemplo, consideramos muy poco probable que la transición hacia los medios digitales de pago vaya a interrumpirse tan solo porque los tipos de interés estén subiendo.
Sin embargo, ante la creciente incertidumbre económica y geopolítica (inflación elevada, subidas de los tipos de interés, precios del petróleo de 120 USD por barril, guerra entre Rusia y Ucrania, etc.), los inversores han acortado significativamente su horizonte de inversión. Si bien esto ha conducido a una contracción significativa de las valoraciones durante el primer semestre del año, ciertamente no ha afectado a la vigencia a más largo plazo de las temáticas de inversión seleccionadas.
Firmes en nuestras convicciones
Nuestra estrategia de invertir en los ganadores estructurales, es decir, en empresas que poseen una ventaja competitiva capaz de propiciar un incremento patrimonial a tasas superiores a la media, debería seguir evolucionando bien a lo largo del ciclo económico. En el pasado, estas empresas ya han demostrado que no solo cuentan con capacidad para aumentar sus ingresos y beneficios en coyunturas difíciles sino que, de hecho, logran prosperar en periodos económicos complejos.
Por ello, en situaciones económicas menos boyantes, las empresas de gran calidad que cuentan con balances sólidos, reducidas necesidades de capital, generación de flujos de efectivo libres superiores a la media, perspectivas de crecimiento estructural y valoraciones razonables deberían seguir ofreciendo rentabilidades atractivas a largo plazo. Seguiremos centrándonos exactamente en eso, ya que históricamente hemos demostrado ser capaces de generar un exceso de retorno gracias a esta filosofía y estamos convencidos de poder hacerlo de nuevo en el futuro.